El P. Santiago Guerra Sancho nació en Gajates (Salamanca) el 2 de marzo de 1932 y murió en Segovia el 2 de agosto de 2017, a la edad de 85 años. Había estudiado y enseñado en la Universidad Pontificia de Salamanca, en el Instituto Teológico Gaudium et Spes y en la Facultad de San Esteban. Religioso carmelita, como una encarnación continua de Juan de la Cruz, su maestro y amigo, y de Teresa de Jesús, hasta que la muerte lo ha encontrado tropezando y cayendo por la cantera del Carmelo de Segovia, donde había trabajado Juan de la Cruz. Maestro de yoga, contemplativo cristiano, ha sido hasta hoy ejemplo de comunión teórica y práctica de caminos religiosos, de yoga y evangelio. Con enorme sabiduría y dignidad personal, ha sido un puente de encuentro, un orientador hacia el futuro. Para cientos de salmantinos, para miles de amigos y alumnos, él ha sido el testimonio más alto del encuentro con el Dios Cristiano, el Dios de Cristo, a partir de los evangelios, y con la ayuda de un método oriental de meditación, el yoga, que él enseñaba, semana tras semana, en las aulas de su más alta universidad: la Residencia de los Padres Carmelitas de Salamanca. Este libro recoge los testimonios de personas que tuvieron la fortuna de conocerle, escucharle, amarle y seguirle y que nos aproximan a la semblanza de una persona formidable e irrepetible.
El P. Santiago Guerra Sancho nació en Gajates (Salamanca) el 2 de marzo de 1932 y murió en Segovia el 2 de agosto de 2017, a la edad de 85 años. Había estudiado y enseñado en la Universidad Pontificia de Salamanca, en el Instituto Teológico Gaudium et Spes y en la Facultad de San Esteban. Religioso carmelita, como una encarnación continua de Juan de la Cruz, su maestro y amigo, y de Teresa de Jesús, hasta que la muerte lo ha encontrado tropezando y cayendo por la cantera del Carmelo de Segovia, donde había trabajado Juan de la Cruz. Maestro de yoga, contemplativo cristiano, ha sido hasta hoy ejemplo de comunión teórica y práctica de caminos religiosos, de yoga y evangelio. Con enorme sabiduría y dignidad personal, ha sido un puente de encuentro, un orientador hacia el futuro. Para cientos de salmantinos, para miles de amigos y alumnos, él ha sido el testimonio más alto del encuentro con el Dios Cristiano, el Dios de Cristo, a partir de los evangelios, y con la ayuda de un método oriental de meditación, el yoga, que él enseñaba, semana tras semana, en las aulas de su más alta universidad: la Residencia de los Padres Carmelitas de Salamanca. Este libro recoge los testimonios de personas que tuvieron la fortuna de conocerle, escucharle, amarle y seguirle y que nos aproximan a la semblanza de una persona formidable e irrepetible.