Con frecuencia los cristianos, sin querer, con el descuido de la educación religiosa o con una exposición inadecuada de la doctrina cristiana o también con los malos ejemplos en su vida religiosa, moral y social, «han velado más bien que revelado el genuino rostro de Dios y de la religión». Lo paradójico de este hecho es que «nuestro Dios, el de Jesús», no es como dan a entender esas falsas imágenes que, con razón, han provocado el rechazo de muchos. El autor enumera algunas falsas ideas y ofrece la buena dirección: «Como es Jesús, así es Dios». Es un principio que orienta la predicación y la presentación del Dios verdadero.