La fotografía, vista desde su definición clásica, concebida como un procedimiento de registro, una técnica para capturar imágenes que permiten reproducción y la multiplicación. De esta forma, nos topamos con conceptos ligados a las nociones convencionales del espacio y la objetividad, que desde siempre prevalecieron a la hora de hablar, de la imagen fotográfica. Pero a su vez, estas ideas se contraponen con las de las imágenes que tienen una pretensión artística, es decir, cuando cuestionan esas funciones históricas e intervienen el carácter continente de la imagen y el productor de ellas. Esta ruptura con aquellas prácticas, este desnivel, conlleva efectos energéticos; nace una dinámica nueva, que esclarece con un enfoque no tanto histórico como analítico.