Vivía entre Audrey Hepburn y Cary Grant, John Wayne y William Holden, Robert Taylor y Cyd Charisse. De película en película, sin más preocupación que comer, reponer las cuchillas de afeitar y fornicar como un perro en celo. Y si el dinero se acababa, conseguía más, como fuese, sin límites, salvo el de trabajar. El ángel triste narra la historia de un ser humano supeditado a la pasión del mínimo esfuerzo, al 'no compromiso', a los placeres de una vida insignificante. Narra el lento descenso al abismo de alguien que nació ángel, perdió las alas en el anonimato de un apartamento y acabó reptando como una alimaña infernal adicta a la vagancia y la sensualidad.