Hace cinco mil años, en la era conocida como Neolítico, el hombre empezó a vivir de lo que producía, gracias a la extensión de las prácticas agrícolas y al dominio de la ganadería. A la vez, construyó viviendas e ideó una amplia gama de utensilios de uso cotidiano, entre ellos gran variedad de útiles de cocina, para cocer, guisar, asar o hervir unos alimentos que incluían desde moluscos hasta legumbres o carnes de animales domesticados. Pero, ¿qué sabemos de aquellos hombres y sus hábitos alimentarios? ¿Tenían «cocina» los hombres del Neolítico? Esta obra, basada a la vez en una investigación arqueológica (derivada de las excavaciones en la cueva neolítica francesa de La Molle-Pierre) y en la demostración práctica de los modos conocidos o probables de la alimentación neolítica, nos muestra, de forma amena a la vez que científica, que en el Neolítico, sí, hubo una «cocina», apremiada por los balbuceos aún de una cultura prehistórica, pero variada, compleja y mucho más elaborada de lo que la imagen de salvaje simplicidad que tenemos de la época neolítica permite imaginar. El Neolítico supone, en fin, el nacimiento de la gastronomía, como demuestran los autores a través de más de doscientas recetas originales, comprobables y realizables hoy en día, acompañadas de dibujos, láminas de arqueología y grabados que bien podrían haber sido realizados con sílex sobre cuero.