Durante trescientos años el destino de todas las Rusias había sido guiado por la dinastía Románov. Cuando en 1896 Nicolás II fue coronado no podía imaginar que poco más de dos décadas después los acontecimientos tenían reservado para él y los suyos un trágico fin. A principios del siglo XX la imperial Rusia, sumida en la I Guerra Mundial y en un clima prerrevolucionario, se rompe en mil pedazos y la revolución de febrero de 1917 desemboca en la abdicación del zar, la aparición del sóviet como un nuevo modelo de poder, el posterior cautiverio de la familia real y su ejecución en julio de 1918. En aquellos meses convulsos todos sus integrantes -los zares y sus cinco hijos- vivieron tres encierros en los que la correspondencia y el diario fueron una vía de escape, confesión y diálogo con el exterior. Estas páginas, construidas desde la pasión y el amor, la incomprensión y el temor, la memoria y el análisis de una época, recorren aquellas vidas y sus propias escrituras que son testimonio histórico, pero también vital y cotidiano, de uno de los episodios decisivos de la historia contemporánea.