La obra de Antonio Ferres (Madrid, 1924), uno de los autores clásicos del siglo XX español, pedía a gritos una visión de conjunto. Pocos estudios se han dedicado a esta magna obra, -cabe mencionar el valioso libro de Francisco García Olmedo Buscando a Antonio Ferres, que puede verse como la continuación de las Memorias de un hombre perdido del propio Ferres-. Autor de una obra amplia y con una inusual variedad y riqueza de registros, en la que han cabido la novela, el libro de viajes, el cuento y la poesía. Este libro, al que han contribuido especialistas de numerosas universidades españolas y extranjeras, rinde homenaje al autor de La piqueta, y de paso a la obra de algunos de sus coetáneos, a los que se dedican páginas llenas de interés, tratando de establecer similitudes y contextualizar su obra: Goytisolo, Zúñiga, Pinilla, Grosso, García Hortelano??Resulta desacertado e injusto reducir la obra de Ferres y sus compañeros al realismo, llámese social o como se quiera, porque el llamado realismo [?] encubre otras dimensiones más trascendentes?, como argumentan los ensayos que contiene este libro, que plantea una lectura rica, fresca y poliédrica de su obra: el realismo de Ferres es fronterizo del simbolismo, del surrealismo, del romanticismo?y la metafísica y un acendrado vitalismo recorren su poesía. El ambicioso propósito de este libro, como se indica en el prólogo, es ?cambiar el lugar que Ferres y sus colegas han merecido para las historias literarias españolas recientes. Abrir un debate que disuelva el silencio habitual es un objetivo factible y tal vez este libro sea un grito en el silencio que encuentre algún eco?. El título elegido, La ciudad del sol, es también el de un poema de Ferres con el que se abre este volumen, lejana evocación de la utopía de Campanella, que puede muy bien simbolizar el ideal que subyace en toda la obra de Ferres: la ciudad como hilo conductor y poderoso elemento simbólico, escenario de novelas, poemas y cuentos, en los que el hombre transita contemplando el dolor y la injusticia pero también la belleza del mundo, y siempre en busca de la solidaridad y la esperanza, elementos que han recorrido la obra de Ferres desde sus primeros tiempos hasta hoy.