Las historias de siete ciudadanas de diversa condición sirven de hilo conductor en este viaje por las diferentes etapas de la Historia de Roma y del Derecho Romano. El valor didáctico de esta obra reside en la aproximación a las fuentes jurídicas, literarias y epigráficas que nos permiten conocer los roles adjudicados a las mujeres: hijas, esposas, madres o pupilas. Asimismo, cualquier persona interesada en la Antigüedad descubrirá diversas preocupaciones de las romanas sorprendentemente similares a diversos problemas de actualidad: la libertad para contraer matrimonio y el acceso al divorcio en igualdad de condiciones que el varón, la gestión autónoma de sus patrimonios, su incorporación al mundo laboral y de los negocios o las repercusiones jurídicas de la relación maternidad. Para conseguir su reconocimiento, recurrieron al sistema jurídico más compacto y racional que conoció la Antigüedad. Los responsa de los juristas, la actividad del pretor o los rescriptos imperiales supusieron avances, a veces retrocesos, en la superación del arquetipo de la prudentes y púdica matrona, dedicada a las labores domésticas y al cuidado de la familia. El Derecho romano llegó a desarrollar un auténtico catálogo de normas que configuraron el estatuto personal y patrimonial de las mujeres. No así en cuestiones de Derecho público pues nunca obtuvieron el reconocimiento de derechos políticos como el acceso a las magistraturas o el voto.