Este libro es para quienes gustan de ir a la montaña sin grandes exigencias pero disfrutando a tope. A ellos no hace falta explicarles qué es una mañanera. Saben que no tendrán necesidad de darse un gran madrugón, que un bocadillo y una cantimplora serán suficientes para reponer fuerzas, y que en menos de tres o cuatro horas estarán de nuevo en el coche para ir a comer, a casa o a un buen restaurante de la zona.