Aunque es una región relativamente pequeña, Asturias posee una riqueza forestal envidiable debido a la presencia de la cordillera Cantábrica, una barrera que retiene los frentes atlánticos que llegan cargados de humedad. La variedad de especies es sorprendente: fresnos, avellanos, olmos y tilos, muy ligados a la humedad constante; abedules, acebos, sauces, alisos, arces, tejos, encinas, alcornoques... y también encontramos los más grandes hayedos y robledales peninsulares. Esta no es una guía al uso, con descripciones frías y mecánicas. El autor ha querido transmitir en cada una de las 40 rutas propuestas la emoción sentida, y el carácter y personalidad de cada bosque. Además, como fotógrafo, ha cuidado las imágenes para que quien abra el libro se enamore de la belleza inmensa que estos bosques dibujan en todas las estaciones.