En el transcurso de una noche invernal y ferroviaria del año 1912, el joven arquitecto valenciano, Vicente Senent, llegó a la ciudad de Cartagena con una historia triste que contar Así comienza Hotel Mandarache, una novela modernista y sentimental, donde Ignacio Borgoñós nos sumerge en una trama digna de la mejor tradición narrativa española. Senent y Carfás el cacique local que oprime a una ciudad que ansía libertad, librarán un pulso para defender sus modos de entender la vida, todo ello en el prodigioso marco de la arquitectura típica del Modernismo. Se trata de una época donde la explotación de las minas creaba nuevos ricos, que construían sus palacetes en Cartagena para hacer ostentación y dejar claro su rango. Así pues, durante la construcción de un hotel, los ojos de un hombre y los de una mujer aciertan a cruzarse en la infinita soledad del tiempo, desatando una lucha de poder donde todo se reduce a la atávica pelea entre opresores y oprimidos, entre empeñarse en hacer el bien o empeñarse en hacer el mal. Hotel Mandarache es una novela que siempre ha contado con el favor del público y que, tras su lectura, no deja indiferente a nadie.