¡Qué mala idea! Han robado el balón de fútbol. Sin embargo, Félix se convierte en detective y se pone tras la huella del crimen. También hay huellas en los rosales del abuelo, grandes y marcadas. ¿Quién las habrá dejado? Pero Emilio no da ninguna pista de los ladrones. Y mientras que la Policía no tiene ninguna pista, Anita demuestra tener un olfato de sabueso...