Fuga sin fin (1924) es la historia de Franz Tunda, un oficial austríaco que, después de haber sido hecho prisionero, vive bajo falsa identidad todo el proceso de la revolución rusa. Sin embargo, algo le impulsa a buscar en su antigua patria su personalidad perdida. Será ahí donde tendrá que aceptar que se ha convertido, en su propia sociedad, en lo que en términos burocráticos se llama un «desaparecido»: el trato que recibe, simpático y respetuoso, se asemeja al que se da a los bibelots extraídos de su antiguo contexto, entre otras cosas porque en Europa rige un nuevo orden político y moral y, como el protagonista, su antigua patria es a su vez una «desaparecida». También lo es la que fue su prometida, cuya búsqueda ha ocupado parte de los afanes del ex teniente, quien, en una última tentativa por encontrarla, viaja de Berlín a París. Una reveladora y postrera fuga que le llevará, in­excusablemente, al encuentro consigo mismo y, sobre todo, al reconocimiento del nuevo espíritu europeo.