Cinco años tuvo que esperar Molière para que su TARTUFO pudiera representarse libremente. Tras una primera y única puesta en escena en 1664, la obra fue prohibida hasta 1669. En el ínterin Molière hubo de escribir distintas versiones de la comedia y poder así eludir censuras e incluso amenazas de muerte en la hoguera. Los más altos personajes del reino, instituciones religiosas y dramaturgos se movilizaron para acallar su denuncia sobre los hipócritas. TARTUFO O EL IMPOSTOR atacaba ciertos grupos de poder que no permitieron quedar en evidencia y presionaron sobre el joven rey Luis XIV en un momento apasionante de intrigas palaciegas y feroz lucha ideológica y religiosa.