Philip K. Dick entrelaza en este relato una relación tóxica con una trama sobre robots con conciencia propia, y lo relata todo de un modo implacable a través del prisma de las enfermedades mentales, que no respetan ni a los humanos ni a los robots. El resultado final es una de las obras más sutilmente poderosas de Dick. Cuando la empresa de órganos musicales eléctricos de Louis Rosen fabrica una réplica robótica perfecta de Abraham Lincoln, la firma acaba arrastrada bajo la influencia de un empresario de comportamiento turbio que quiere utilizar al Lincoln en beneficio propio. Mientras tanto, Rosen busca el consejo de Lincoln cuando corteja a una mujer incapaz de comprender las emociones humanas, alguien que quizás sea más robótica que la propia réplica de Lincoln.