Bilbao sigue cambiando, reinventándose, transformándose desde su pasado industrial de astilleros, minas y chimeneas. El Bilbao de siempre se ha convertido en una ciudad nueva que hoy es el corazón de una metrópoli con más de un millón de habitantes. El emblema de este cambio ha sido el Museo Guggenhein, pero sin olvidar las torres Isozaki, la nueva Alhóndiga y como no, la Torre Iberdrola. A todo ello Bilbao ha sabido incorporar una atractiva mezcla entre lo moderno y lo tradicional, lo nuevo y lo viejo, entre la gente del barrio de toda la vida, los jóvenes, los inmigrantes y los turistas. Una mezcla que le da una personalidad única a la ciudad y que unida sus restaurantes, bares de pintxos y de poteo y a una agenda cultural de primer nivel,con una intensa programación a lo largo del año, convierten a Bilbao en un destino imprescindible