Aquel niño que en Burgos se planteó qué sería mejor, ser torero u obispo, y que acabó toreando muchos toros –así le escribió en una ocasión Josemaría Escrivá- y siendo Obispo de verdad, empezó por ser Ingeniero de Caminos, y Ayudante de Obras Públicas. Conoció al Padre –San Josemaría- y respondió con generosidad rápida, diligente y enamorada a la llamada de Dios. Muchos años al lado de Escrivá, como roca y sombra. Unos me- ses burgaleses y otros yendo y viniendo desde Cigales. Su época de Burgos comprende desde el 14 de octubre de 1938 al 27 de marzo de 1939. El motivo de este libro es dar a conocer su relación con Burgos y relatar con detalle el periodo tras- cendental de su vida en que se convirtió en “la sombra” del Padre. De la misma manera que no se puede separar la sombra del cuerpo, no es posible separar la vida del Beato Álvaro del Portillo de la biografía de san Josemaría Escrivá. Por tanto, es preciso conocer la biografía de cada uno para acercarnos a ese periodo de su vida –la estancia en Burgos durante la Guerra Civil española–, cuando ‘fraguó’ esa sombra.