La alimentación ¿es un acto puramente físico? ¿Qué implica convertir el hecho de alimentarnos en un acto mecánico y apresurado? ¿Cuáles son los beneficios de prestar la atención adecuada a nuestra alimentación? ¿Puede la filosofía budista aportar una visión distinta a las prácticas alimentarias? “Según qué ingerimos, tendremos un cuerpo u otro, con una salud u otra, con una forma u otra, con una duración u otra. Por eso mismo, los monjes budistas consideramos que los alimentos son medicamentos y que, desde la más temprana de las edades, se debe educar a los niños en la idea de que todo lo que entra por la boca pasa a formar parte de nosotros mismos”. “Lo importante para nosotros no es tanto lo que haces, sino con qué intención lo haces, algo perfectamente extrapolable al acto de alimentarnos. No nos importa exclusivamente qué se cocina, sino para qué cocinamos y hacia dónde se dirigen nuestros pensamientos cuando cocinamos. En pocas palabras: lo que positiviza la energía de nuestra mente no es la acción en sí, sino la motivación”. “Y es que el budista no concibe comer como un acto independiente de vivir, sino que siempre se fija en qué, cómo, cuándo, dónde, con quién y, sobre todo, con qué intenciones comemos”. Si buscas en la alimentación algo más que el mero hecho de comer, lo encontrarás en el MANUAL DE COCINA PARA LA FELICIDAD. www.monjesbudistas.org