Del laberinto de Reims a la Catedral de León; la evolución desde el gótico clásico al radiante, cuya conexión se propone mediante el maestro Jean Loup y la relación entre dos hermanas reinas: la reina de Francia Blanca de Castilla y Berenguela la Grande, última reina privativa de León. Frente a la postura general que sitúa la obra gótica de León a partir de mediados del siglo XIII, se adelanta aquí su inicio y se fija en 1222 con el apoyo de la documentación, respaldada coherentemente por el análisis formal y por la presencia en el templo de las tumbas de tres prelados de la primera mitad de dicho siglo. Con este ajuste temporal, e identificando correctamente las modificaciones posteriores, la Catedral de León se hace legible y se abre plenamente a nuestra comprensión. Recupera así su relevancia como avanzadilla del gótico radiante, a modo de perfecto y necesario eslabón vanguardista; un logro genial de quien supo llevar a sus últimas consecuencias el gótico clásico y transfigurarlo. A este significado histórico debe añadirse que la Catedral de León es una cumbre absoluta del arte; y de afable belleza, al igual que sus nobles hermanas francesas. Después de documentar y dar a conocer a Juan de Vergara, autor del Manuscrito de Astorga, y de analizar los postreros trazos del pintor en El testamento pictórico de Murillo, el autor se enfrenta en este libro a la gozosa tarea de desbrozar el encaje de la Catedral de León en la evolución del gótico.