En marzo de 2017 se encontraron en Madrid el autor y Roberto (Bobby) Batista, hijo del que fuera un humilde mestizo de origen campesino de la entonces provincia de Oriente, obrero ferroviario, luego sargento taquígrafo del Ejército, cabecilla de la revolución de los sargentos en 1933, convertido en general y jefe del Ejército en un turbulento período republicano que culminaría con la convocatoria de una plural Convención Constitucional, cuyo resultado fue uno de los textos más progresistas de América, la Constitución de 1940. Ese mismo año, Batista fue elegido democráticamente Presidente por un período de cuatro años y en 1944 dio paso al ganador de las elecciones, Ramón Grau San Martín. El 10 de marzo de 1952, Batista dio un golpe de Estado para deponer al gobierno de Carlos Prío Socarrás, electo democráticamente en 1948. En enero de 1959, Fidel Castro lo expulsó del poder, iniciando una revolución aún vigente. Al primer encuentro entre Jacobo Machover y Bobby Batista siguieron otros. En todos, ambos singulares exiliados, confrontaron sus experiencias y sus ideas en torno a la compleja valoración histórica de la polémica figura de Fulgencio Batista el sargento revolucionario, el constitucionalista, el presidente democrático, el dictador
Y cómo su imagen, paradójica sin duda, ha sido convertida en una grotesca caricatura por sus enemigos. Sus diálogos necesariamente se ampliaron para evaluar y juzgar el período político iniciado por Fidel Castro, pronto convertido en un régimen totalitario amparado bajo una identidad comunista.