Frente a aquellos que han convertido la crítica en un juego estético, en un dogma o incluso en un ingenuo método subversivo contra las instituciones, vale la pena recordar que el espíritu crítico no está orientado al acuerdo, incluso puede ser un objeto de interés progresivamente marginal. La descarada mercantilización y comercialización de la cultura, uno de los sellos distintivos de nuestra época, ha arrastrado con ella a la crítica. Quizás sea el momento de recuperarla en su dimensión más corrosiva. Los lugares de la crítica avala la dimensión poético-política de esta disciplina, en una aproximación plural a diversas instancias: la Universidad, las revistas especializadas, el Museo y la Literatura. La edición corresponde al simposio homónimo celebrado por la Cátedra Jorge Oteiza en mayo de 2009.