Alfonso Criado Manso nació en Mejeces (Valladolid) el 11 de noviembre de 1939. Su niñez se desarrolló en las carencias de una larga posguerra, construyendo sus propios juguetes, como todos los niños de esa época en el medio rural. Ese arte lo compaginó con el aprendizaje en la escuela pública de Mejeces y con el trabajo diario en sencillas labores agrícolas. Desde febrero de 1953 conjugó la educación primaria en el pueblo con la instrucción en las declinaciones y verbos en latín. Posteriormente cursó estudios en los seminarios diocesanos de Segovia y de Valladolid, en donde, con apuntes, consiguió ordenar un borrador de reglas y excepciones de nuestra lengua madre. Durante las vacaciones de verano trabajó con su padre en la explotación agrícola familiar. Ahí fue donde comprobó la existencia de deficiencias originadas por unas prácticas rutinarias en el manejo, y trató de subsanarlas con el estudio de cada situación. Así, diseñó y construyó dos sistemas de enganche para acoplar suplementos a los aperos de labrar la tierra con el tractor. Uno de sus grandes objetivos ha sido dignificar la profesión de agricultor y, como complemento, también la de ganadero. Asimismo, es pionero en la producción agrícola natural, como fundamento para conseguir un producto sano para la alimentación, libre de herbicidas, de pesticidas, de nitratos y de todo aquello que conlleva cualquier alteración en el hábitat. Se considera afortunado por haber transmitido a sus cuatro hijos la aptitud de buenas prácticas en la conservación de la tierra y en la alimentación del ganado