Pimpín es un pájaro bastante travieso y aprovecha que está solo para divertirse un rato. Paseando, paseando, se encuentra con doña Gata, una gata a punto de parir. Pimpín decide gastarle una broma. Le cuenta que todavía no sabe volar y que no tiene a nadie que le enseñe. La gata está dispuesta a enseñarle. Para eso, Pimpín la obliga a subir a un murete y la gata, al intentar saltar desde allí, está a punto de matarse. Pimpín se siente muy culpable. La gata sigue confiando en la buena voluntad de Pimpín. Le da las gracias a doña Gata, para que ésta siga pensando que ha sido ella quien le ha enseñado a volar y vuelve a casa. Seguro que se le han quitado las ganas de gastar más bromas.