Tras las vacaciones, tres amigos se reincorporan al instituto: una chica sabihonda, un friqui apasionado de la informática y un inmigrante marroquí. Como antagonistas, otro grupo de alumnos, que someten a los primeros a constantes burlas. La novedad para los protagonistas es que se ha reabierto la casa de la bruja, lugar que ha alimentado sus fantasías infantiles. Con la llegada de la dueña, una extravagante pintora, se reactiva el interés por la brujería. También llega la nieta de la pintora y se incorpora a clase. Es una chica pija, pero se muestra muy huraña, lo que la rodea de un halo de misterio. La desbordante fantasía inicial de los protagonistas irá debilitándose vencida por el choque con la más cruda realidad; a la vez, irán descubriendo el sentido de la amistad y se iniciarán también en el amor. Los niños se convierten en adultos por la fuerza de las circunstancias, pero aprenderán que ellos son dueños de su propio destino.