Esta obra es el último texto publicado (1913) por Manuel María Puga y Parga, el celebérrimo Picadillo. Como afirma José Manuel Vilabella en su introducción («Picadillo y sus amigos»), Vigilia reservada «tiene múltiples lecturas y al envejecer, al mostrarse a los ojos de los atónitos lectores del siglo xxi, tan importante es lo que se dice en él como lo que se calla, lo que se quiso transmitir en su momento como lo que se pudo haber dicho. El paso del tiempo convirtió al recetario en estudio sociológico y le confiere un rango que no tenía. Refleja el talante de una época, una preocupación formal por el cumplimiento de un viejo precepto religioso que ha perdido su razón de ser aunque no su vigencia, y un exceso pantagruélico que, si se sigue fielmente como dieta habitual, justifica sobradamente los 260 kilos del autor. ¿Es Picadillo un cínico redomado o un humorista que utiliza la desmesura para provocarnos la carcajada? […'> Uno se imagina a los devotos de la época atiborrándose con almuerzos copiosos y cenas interminables, brindando alegremente con un buen champagne, libres de pecado, con la tranquilidad del que sabe que tiene asegurada una confortable y larguísima vida eterna».