Takis Sinópulos (1917-1981) nació en Agulinitsa, pueblo de Pyrgos, estudió Medicina en Atenas y ejerció actividades médicas en distintos frentes bélicos, aunque por edad fue de los pocos poetas de su generación que estuvieron en el Frente de Albania. A partir de 1951, residirá definitivamente en Atenas, en el barrio de Perissós, y la última casa en la que residió se ha convertido recientemente en la Fundación Takis Sinópulos para la Poesía Moderna Griega. Murió de infarto en 1981 en Pyrgos. Pertenece, por edad y fecha de edición de su primer libro, a la llamada Primera Generación de Postguerra (Nanos Valaoritis, Manolis Anagnostakis, Titos Patrikios, Miltos Sajturis, Nikos Karuzos y muchos otros) que contó, en Grecia, con 155 miembros de los que sólo 50 alcanzaron cierta popularidad. Entre sus libros conviene destacar: Tierra de nadie I (1951), Mi amistad con Max (1856), Tierra de nadie II (1957), Piedras (1972), Cena de difuntos (1972), La crónica (1975) y Luz gris y ocho cuadros (1982). Inmensa luz negra, verso de Sinópulos que da nombre a esta selección de sus poemas, recoge aspectos de toda su producción poética, especialmente los que atañen a sus experiencias con la muerte, con los fantasmas de los sueños, con la constante aparición de los «otros», con la constatación de la nada y con su obsesión por la continua presencia de cuantos murieron en sus brazos o junto a él en el Frente de Albania, en la Invasión Alemana y en la Guerra Civil. Personajes reales y, por otra parte, personajes de la tradición clásica griega como Elpenor o Helena, entre otros. Y el amor y la soledad frente a los demás. Por eso, su poesía se nos presenta rota, a veces deshilachada, con repeticiones intensivas, con cortes e incisiones en las frases que buscan la sorpresa del lector y, al mismo tiempo, su vinculación con cuanto narra el poeta. Indiscutiblemente, la poesía de Sinópulos es un claro testimonio de los sufrimientos de Grecia, poesía testimonial que se convierte a veces en canto colectivo y étnico.