Nuestro sistema endocrino es el gran desconocido y el peor tratado, consecuencia lógica de no saber con precisión qué podemos hacer para estimularlo, frenarlo o, simplemente, estabilizarlo. Sin embargo, las glándulas endocrinas son el eje de la salud, cuando no de la vitalidad y la felicidad, pues de ellas depende todo el conjunto orgánico. No existen muchos médicos generalistas, acupuntores o naturópatas que dominen el sistema endocrino. Así que, y a pesar de que el fluido hormonal es incluso más importante que la propia sangre, nadie parece interesado en mejorar este maravilloso sistema orgánico que nos mantiene, sin apenas notarlo, en plenitud. Para los expertos en medicina natural el problema no está tanto en su ignorancia sobre el sistema endocrino como en su creencia de que no existen sustitutos naturales para las hormonas químicas. Afortunadamente, y como a lo largo de este libro describiremos, existen remedios naturales para equilibrar cualquiera de las glándulas endocrinas.