Dentro de las grandes culturas de la antigüedad occidental, es con los griegos con quienes surge el verdadero pensamiento científico. Sus sucesores temporales, e incluso culturales, los romanos, suelen presentarse como los responsables de una gran potencia militar capaz de mantener unificados, durante varios siglos, territorios y pueblos de índole muy diversa. Es innegable que de los romanos heredamos el derecho, la lengua o la literatura. Pero además, a ellos les debemos diversas ideas y teorías científicas, así como, sobre todo, su avanzada ingeniería. Por ello, este libro pretende describir el estado y evolución de la Ciencia y de la Técnica en el mundo antiguo bajo dominio romano, abarcando para ello temas que van desde su propuesta de un nuevo calendario, del que deriva el actual, hasta sus acertados sistemas ingenieriles de distribución de agua a las ciudades, pasando por sus avances en campos como la arquitectura, la química o la minería, sin olvidar las ciencias de la salud. En esta obra se pretende, pues, dar una visión del mundo romano que vaya más allá de la tradicional idea de que esta cultura fue una simple potencia política con un afán militar de expansión territorial continua. Y tampoco pretendemos quedarnos con la impresión, a todas luces injusta e insuficiente, de que los romanos, a diferencia de los griegos, se preocuparon tan sólo de aquellos avances técnicos que facilitaran sus conquistas, marginando el pensamiento más científico frente a los logros prácticos.