Se trata de un libro de libros, en el que se reúnen los comentarios de decenas de viajeros que recorrieron a lo largo de cinco siglos los que hemos dado en llamar Territorios del Quijote en la Mancha. Una primera parte del texto está dedicada a describir los Territorios del Quijote acotados por las referencias de poblaciones y accidentes geográficos que aparecen en la obra de Miguel de Cervantes. Incluye partes de las comarcas de La Mancha Alta de Toledo, La Mancha Baja Conquense, la Mancha de Ciudad Real, el Campo de Calatrava, el Campo de Montiel, el Valle de Alcudia y Sierra Morena. Este conjunto está divididos a su vez en tres espacios bien diferenciados: La Mancha, el valle de Alcudia y Sierra Morena, que están descritos de forma general por viajeros tan distantes en el tiempo como Andrés Navagero en el siglo XVI y Manuel de Lope y Julio Llamazares en el XXI . Una segunda parte la constituyen los comentarios sobre los espacios citados escritos por los viajeros que los cruzaban en sus desplazamientos, normalmente entre Castilla y Andalucía. Nos encontraremos con los textos de geógrafos como Hernando Colón, embajadores como Francisco Bertaut, diplomáticos como Juan Francisco Peyron, geólogos como Guillermo Bowles, académicos como Antonio Ponz, militares como el mayor Hew Whiteford Dalrymple, hispanistas como Richard Ford, novelistas como Teófilo Gautier y Alejandro Dumas, vendedores de biblias como Georg Borrow, botánicos como Heinrich Moritz Willkomm, clérigos como William George Clark, políticos como José María Samper, comediógrafos como Próspero Mérimée, cuentistas como Hans Christian Andersen, pintores como Gustavo Doré, arquitectos como José Sánchez Ferre, fotógrafos como José Manuel Navia e incluso los del que se denominó el viajero, el último premio Nobel español Camilo José Cela También se incluyen en esta segunda parte a los cervantistas que buscaron las posibles rutas que siguieron don Quijote y Sancho Panza en sus aventuras, desde los primeros que lo hicieron en el siglo XVII, Tomás López y Juan Antonio Pellicer a los del siglo XX, Rafael Peralta y Maroto, Juan Bautista Sánchez Pérez, José Terrero, Ramón Serrano Vicens, Luis Ruiz de Vargas, Federico Torres Yagües, Diego Perona Villareal, Jesus Muñoz Romero y Francisco Parra Luna en el siglo actual. Por último, en esta segunda parte se trataran las impresiones de aquellos viajeros que siguieron a los personajes cervantinos buscando las posibles huellas que dejaron, como Azorín, Walter Fitzwilliam Starkie, Rupert Croft-Cooke y César Antonio Molina. La tercera parte está dedicada a las aguas a través de los lugares donde pudieron encontrarlas los personajes cervantinos como fueron en las ventas, los batanes, los rios, las lagunas y las fuentes. De estas últimas se hace especial mención de las de aguas sanadoras, tanto de las conocidas popularmente como tales, como de las que fueron declaradas oficialmente de Utilidad pública. Los textos de los hidrólogos Alfonso Limon Montero, Pedro María Rubio, Anastasio García López, Leopoldo Martinez Reguera, José San Román Rouyer, Manuel Armijo Valenzuela, Josefina San Martín y Francisco Maraver Eyzaguirre serán los más utilizados para describir los manantiales y los balnearios. Los Territorios del Quijote albergaron importantes balnearios con aguas que disponían de un gran contenido de gas carbónico y hierro que fueron utilizados ampliamente hasta mediados del siglo pasado desde tiempos anteriores a Miguel de Cervantes. El libro es un humilde homenaje a Miguel de Cervantes de alguien que gusta de los libros, especialmente los de viajes, los de viejo y los de aguas.