Desde hace dos mil años, la medicina tradicional china pone el énfasis en recomendar ejercicios sencillos, como el qigong terapéutico, cuyo objetivo es tonificar los órganos internos, asegurando una buena circulación energética y sanguínea, y armonizar las emociones asociadas. En el terreno mental: Aprender a canalizar y gestionar la propia energía, aprender a superar las emociones negativas, desarrollar la concentración y la confianza en uno mismo y aprender a controlar el nerviosismo, la agresividad, la timidez y la angustia. En el terreno del bienestar físico: Tratar ciertas dolencias pasajeras o crónicas: mala digestión, acidez, estreñimiento, diabetes, enuresis, inmunodeficiencia, astenia, migraña, falta de apetito, dolor de espalda, exceso de peso, tratar los trastornos de la vista: miopía, ambliopía, estrabismo, astigmatismo y tratar los trastornos del lactante y del niño de corta edad por medio del masaje pediátrico. Este método de qigong, desarrollado con la ayuda de grandes especialistas chinos, ofrece a los niños y a sus padres ejercicios fáciles e ilustrados con claridad, que les permitirán reforzar su organismo y su sistema inmunitario, para poder afrontar mejor los períodos difíciles de la infancia y la adolescencia.