El melanoma cutáneo es un tumor maligno altamente agresivo originado en los melanocitos de la piel que presenta, en gran cantidad de ocasiones, un curso clínico difícilmente predecible. Se trata del más agresivo de los tumores cutáneos.La incidencia del melanoma cutáneo está aumentando y, con ella, el interés en la investigación de nuevos protocolos de manejo de la enfermedad. El algoritmo terapéutico requiere una valoración individualizada de cada paciente. Para ello es imprescindible la existencia de un adecuado sistema de estratificación de riesgo basado en los factores pronósticos de este tumor. El actual sistema de estadificación del melanoma se basa en el propuesto por la AJCC (American Joint Committee on Cancer), que incluye como variables el espesor de la invasión tumoral, la extensión linfática, la presencia de metástasis a distancia y la existencia de ulceración. Existen otros factores pronósticos no incluidos en esta clasificación como el índice mitótico, la edad, el sexo, el diámetro de la lesión y la localización de ésta que se correlacionan bien con el pronóstico de la enfermedad. Sin embargo, otros indicadores pronósticos anteriormente usados como la infiltración linfocitaria o la regresión histológica han sido objeto de controversia en los últimos trabajos publicados al respecto. Para el adecuado manejo del melanoma, incluso en estadios precoces, se ha hecho imprescindible un abordaje multidisciplinar, en el que toman parte distintas especialidades como medicina de familia, dermatología, anatomía patológica, oncología, tanto médica como radioterápica, medicina nuclear, epidemiología… Dicha participación, además de originar una mejora directa en el diagnóstico y el tratamiento del melanoma cutáneo, contribuye a la investigación de una forma activa sobre aspectos cada vez más específicos de este tumor.