Tras un proceso de 14 años de escritura, ve la luz esta obra en la que Eugenio Barba –ayudado en ocasiones por sus colaboradores habituales del Odin Teatret como Torgeir Wethal, Roberta Carreri, Iben Nagel Rasmussen, Julia Varley o Else Marie Laukvik– analiza la creación escénica y la dramaturgia – desde su punto de vista de director, a su modo de decir, del ‘primer espectador del espectáculo’. “No escribo para transmitir sino para restituir. Porque mucho me ha sido dado. He tenido maestros que no sabían ni querían ser mis maestros. La mayor parte de ellos habían muerto ya cuando llegué al mundo. Sus palabras, coincidencias y equívocos han favorecido el descubrimiento de una conciencia que me ha guiado hacia mí mismo. Escribiendo sé que tales coincidencias se verificarán para algunos de mis lectores”, explica. Intercalando sus reflexiones sobre la creación escénica con pasajes autobiográficos, ya que no se puede desligar lo que hace de quien es, a lo largo de más de trescientas páginas Eugenio Barba desvela su trabajo sobre la dramaturgia, ese ‘amasijo de diferentes técnicas del teatro’, y lo hace a través de diferentes niveles: ‘La dramaturgia orgánica como nivel de organización’ (La dramaturgia del actor, El ritual del desorden, Dramaturgia sonora, dramaturgia del espacio...); ‘La dramaturgia narrativa como nivel de organización’ (El pensamiento creativo, De la mirada a la visión, Nudos, Simultaneidad: narrar según las leyes del espacio, No texto sino contexto narrativo...); ‘La dramaturgia evocativa como nivel de organización’ (La zona tórrida del recuerdo, Dramaturgia del espectador, El orden elusivo...), entre otros. Paralelamente, nos cuenta de su familia, de sus inicios en la escuela militar, de sus viajes en autostop por Europa, del origen del camino del Odin... Un libro que se dirige a cualquier amante del teatro, desde quien quiera llevar a escena sus propios espectáculos, como a los actores, como a los propios espectadores, invitando a todos ellos a perderse en su propio laberinto personal. “El corazón de mi oficio de director es la transformación de las energías del actor para provocar la transformación de las energías del espectador”, afirma.