Vivimos en unos tiempos que podríamos calificar de apasionantes y, a la vez, preocupantes. Los avances científico-tecnológicos corren a la par con la inseguridad interior, falta de alegría y pérdida de la propia identidad en muchas personas e instituciones. Hoy se habla por doquier de los progresos que se producen a todos los niveles y en todos los campos de la vida humana; y pretenden conjugarse con las ideologías predominantes que nos envuelven: relativismo, hedonismo, generismo? Sin embargo, la paz interior sigue siendo una asignatura pendiente. ¿Qué está pasando? ¿Por qué se produce esta paradoja? ¿Cuáles son las causas? ¿Por qué numerosos profesores y padres ignoran sus consecuencias? ¿Qué se puede hacer? Si la educación pretende, en última instancia, la plenitud personal que conduce a la felicidad, resulta evidente que la solución tiene mucho que ver con el enfoque educativo que reciba cada persona, tanto en la familia como en el centro educativo. Este libro pretende dar respuesta a dichos interrogantes a partir de un análisis serio de la realidad actual, del que se obtiene una serie de conclusiones educativas capaces de conciliar el progreso científico y técnico con la alegría derivada del mayor desarrollo personal posible.