Es una breve síntesis en la que esta genuina comarca castellonense es concebida, como espacio geográfico, no tan solo como un marco físico, sino como un medio espacial al que la acción humana ha venido aportando, desde tiempos ancestrales, fisonomía y organización. El mismo roquedo geológico de variadísimas coloraciones, desde el ocre al negro, desaparece en gran parte bajo un impresionante paisaje vegetal cultivado y dentro del cual, las áreas urbanizadas y sus servicios dibujan manchas equivalentes a un 18% del solar comarcal. Areas sobre las que residen cerca de trescientos cincuenta mil habitantes y ubica la capital comarcal, Castellón de la Plana, como núcleo rector, y cuya irradiación territorial hace entrar en la estructura organizativa de la Plana a tierras pertenecientes ya a otras comarcas limítrofes y fuera del millar de kilómetros cuadrados que más estrictamente la sustentan.