Camino por la vida con discreción y prudencia, y en mis silenciosos paseos oigo susurros de este nuestro pequeño mundo. ¿Cómo lo estamos dejando? Vanidad de vanidad toda. Es vanidad. Se oye el llanto de las madres, padres e hijos. Ante enfermedades y muertes. Estamos en crisis, económica pero sobre todo de valores, así me susurra una pequeña encina en una mañana de Rocío donde la escarcha empieza a convertirse en gotas de llanto ante tanto duelo. Que no te quiten la sonrisa, es tuya, ante la adversidad, fuerza y coraje. Aplaudo aquellos que en silencio caminan poniendo en este mundo un granito de arena. Al corrupto lo reconozco y al lindo cordero que apenas sabe morder también.