Contan que el Apóstol Santiago llegó del mar, como el pueblo gallego. Que sus restos arribaron al entonces puerto de Iria Flavia tras su martirio, en Jerusalén, allá por el año 44. Que desde el puerto de Jaffa, Teodoro y Atanasio, sus discípulos, portaron en barca los restos hasta llegar a una amplia ría, la de Arousa. Fuera de lo legendario y de lo litúrgico, esta ruta imaginaria discurre por uno de los grandes bastiones naturales del litoral de Galicia. Le llaman la Ruta el Mar de Arousa.