En "Jesús y la familia de Betania" se aborda el tema de la naturaleza andrógina del ser humano, en el que la conciencia observadora representa el polo positivo o masculino, mientras que la sensibilidad receptiva representa el complementario polo negativo o femenino. Ambos aspectos están simbolizados en los miembros de la familia de Betania, compuesta por Lázaro y las hermanas Marta y María. Junto a ellos, Jesús asume el papel propio del maestro de esa familia, del alma, o conciencia perfecta.