Antes de ser un libro escrito para ser publicado ha sido un material de reflexión y de oración de varias comunidades cristianas, como nos dice el autor en la introducción. Ha sido una propuesta a las inquietudes que la liturgia de cada domingo suscitaba en mí. En determinados momentos algunos autores clásicos y actuales están de fondo. Es lo bonito: la fe se comparte y compartiéndola, todos nos hacemos autores y todos deudores de los demás creyentes.