Ludwig Achim von Arnim nació en Berlín en 1781 y fue un destacado miembro del movimiento romántico alemán. Entre sus novelas, casi todas de corte histórico y con numerosos personajes y episodios fantásticos, sin duda la más lograda y celebrada es Isabela de Egipto (1819). La narración nos conduce a los primeros años del siglo XVI. En la gótica ciudad de Gante se asienta la corte del joven príncipe Carlos, que llegaría a ser rey de España y emperador de Alemania. Isabela, hija de un caudillo gitano, acaba de perder a su padre, el Duque Miguel, condenado injustamente a la horca por los jueces, cuando se produce un fugaz y fortuito encuentro con el príncipe Carlos en la casa de campo abandonada donde la gitana tiene su hogar y en el que el joven la toma por un fantasma. Ambos se enamoran, y semanas después, la vieja gitana Braka, acompañada de una estrambótica troupe familiar compuesta por Cornelius, un homúnculo enano surgido mágicamente de una mandrágora, el hombre de la Piel de Oso, cadáver viviente resucitado de una leyenda alemana, y la bella Isabela, se instalarán en la corte de Gante, con la intención de casar a la joven gitana con el príncipe y así redimir al pueblo gitano de su eterno deambular, conduciéndolo de vuelta a su añorada patria en Egipto.