Las repercusiones del cambio de época que vivimos tanto en la manera de entender a la persona como en el papel social y cultural de la Universidad como institución centenaria, exigen una reflexión renovada. Sólo en el ámbito de una comunidad viva de personas que buscan la Verdad al servicio de la persona y el bien común se pueden poner en diálogo los distintos métodos científicos por un lado, y los hallazgos sobre el conocimiento del conjunto de la realidad por otro. El presente ensayo ofrece un marco teórico y práctico en que renovar las prácticas docentes e investigadoras, así como las relaciones con las que los miembros de la comunidad universitaria han de ponerse en juego. Porque el corazón de la Universidad no son los edificios, ni los programas, ni tan siquiera los títulos y las publicaciones, sino las personas que la viven como forma de contribuir a la mejor comprensión del mundo, de la sociedad y, sobre todo, de quién es el ser humano. Lejos de construcciones ideológicas o formalistas, la riqueza de una comunidad en diálogo aporta las claves para un encuentro y un discernimiento fecundos y, por lo mismo, eficaces. El texto que ahora se publica ha sido elaborado en el marco del proyecto de investigación “Naturaleza, identidad y misión de la Universidad Católica” financiado por el Instituto John Henry Newman de la Universidad Francisco de Vitoria durante los años académicos 2012–2015.