Mientras el nacionalismo, la progresía y gran parte de la sociedad española se acomodaban con placer en los avances en materia de bienestar que la democracia proporcionaba, la vida de multitud de ciudadanos quedaba marcada de manera indeleble por el ataque tan injustificado como salvaje del terrorismo de ETA. Bajo una preciosa alfombra de moderno diseño se ocultaba la vergüenza de unas actitudes poco contundentes con el terrorismo y permisivas con el nacionalismo. La vida de un colectivo importante de españoles discurrió bajo coordenadas de sufrimiento, sentimiento de culpa, silencio y miedo ante la mirada impasible de sus conciudadanos. Dirigidas únicamente por el vector de la supervivencia, las trayectorias vitales de todas estas personas han permanecido congeladas, inertes, a la espera de ser recuperadas para las nuevas generaciones. Los años ochenta acumulan un sinfín de historias relacionadas con la situación humanitaria de este colectivo de ciudadanos que se iba encuadrando en el de víctimas del terrorismo y cuyos relatos constituyen el contenido de este libro.