Como tantos otros, Román es el típico periodista urbanita que trabaja para una revista activa de conservación de la naturaleza. El encargo que recibe en esta ocasión por parte de su director se aleja un tanto de loa trabajos habituales y no deja de tener su intringulis: infiltrarse en una compañía africana de safaris para denunciar el tipo de caza que practican los señoritos europeos y americanos a golpe de talonario, que, a juicio del editor "se alojan en hoteles de lujo edificados en mitad de la selva y disparan sobre cualquier animal sin importarles si está protegido o no."