La obsesión por el poder político y la búsqueda del enriquecimiento económico personal han sido las dos constantes de la carrera de Eduardo Zaplana. Su participación en las escandalosas cintas del caso Naseiro no impidió que llegara a la alcaldía de Benidorm, con el imprescindible voto de una concejala tránsfuga y, posteriormente, a la presidencia de la Generalitat valenciana y al Gobierno de Aznar. Las elecciones del 14 de marzo de 2004 cortaron su imparable ascenso y le convirtieron en uno de los principales valedores de la teoría de la conspiración. Ahora, se enfrenta a un futuro incierto. En este libro se desentrañan las turbias tramas de servidumbre e intercambio de favores con dinero público que ha ido tejiendo para alcanzar sus objetivos. Varios de sus más estrechos colaboradores están imputados en diversos procedimientos judiciales. Julio Iglesias, el Pocero y otros grandes promotores inmobiliarios son algunos de los amigos de Zaplana directamente beneficiados por su gestión al frente de las instituciones públicas.