San Pedro Julián Eymard (1811-1868). Al final de su vida asegurará él mismo: la mayor gracia de mi vida ha sido una fe viva en el Santísimo Sacramento. Fundó dos congregaciones religiosas: Los Sacramentinos y las Siervas del Santísimo Sacramento. Extendió su misión a los laicos con la Agregación del Santísimo Sacramento. Su acción apostólica centrada en el misterio eucarístico le ha valido el título de Apóstol de la Eucaristía. De él dijo el papa Pio XII el 28 de abril de 1939, que era: portaestandarte, heraldo y campeón, más que ningún otro de Cristo presente en los sagrados tabernáculos. Y el papa san Juan XXIII, que lo canonizó al final de la primera sesión del concilio Vaticano II, el 9 de diciembre de 1962, dijo también que, Pedro Julián se sitúa hoy en ka falange de esos astros resplandecientes que son la gloria y el honor incomparable del País que los vio nacer, pero cuya bienhechora influencia se manifiesta mucho más lejos: en la Iglesia entera. Su misión sigue presente en el mundo con la fuerza del misterio eucarístico: como él mismo manifestó refiriéndose a las instituciones por él fundadas: Nosotros abarcamos todo el Santísimo Sacramento.