Lo que mejor define la poesía de Eduardo Chirinos (Lima, Perú, 1960) es la palabra renovación. Desde su primer libro de 1981, Cuadernos de Horacio Morell, el peruano no ha hecho otra cosa que reinventar su manera de escribir, dotando a cada una de sus entregas de una voz siempre diferente aunque siempre personal, distinta en sus originales planteamientos pero reconocible en la ironía que recorre toda su poesía.