Cinco de marzo de 1916, 4.15 horas: tras un violento impacto, el 'Príncipe de Asturias', un imponente trasatlántico español de 140 metros de eslora, se hunde en poco más de cinco minutos frente a la isla de Ilhabela, en la costa de Brasil. Según fuentes oficiales, murieron 447 personas y sobrevivieron 147. Pero la cifra real de víctimas podría ascender a más de un millar: a bordo viajaban muchos polizones que huían de la primera guerra mundial. La magnitud de la catástrofe convertiría a este 'Titanic' español en uno de los mayores ataúdes náuticos de la historia de la humanidad. Españoles, argentinos e italianos, entre otros, lloraron a sus muertos. Cien años después, la tragedia del Príncipe de Asturias ha quedado sepultada en el olvido, pese a que quedan muchos interrogantes por resolver. ¿Por qué se acercó tanto y tan peligrosamente a la costa brasileña? ¿Qué pasó con el gran cargamento de oro que llevaba en las bodegas? ¿Su capitán se suicidó? ¿La brújula del barco sufrió una alteración a causa de los fuertes campos magnéticos de Ilhabela? ¿Acaso influyó la «maldición» de las estatuas de bronce que llevaba a bordo? El autor del libro, el periodista hispano-brasileño Pablo Villarrubia Mauso, ha realizado una expedición al lugar de la tragedia del 'Titanic español' en Brasil para desvelar éstos y otros misterios que rodean el naufragio.