Una sesión de catequesis «fría», que contempla cómo el catequista y los participantes se intercambian simplemente ideas o modelos teológicos es, para el mundo juvenil de hoy, insostenible. El encuentro debe ser vivo, afectivamente intenso. El juego, entendido como técnica de animación y no como ocasión de dispersión, puede ser un instrumento importante en las manos del catequista. Este libro pretende ofrecerle una serie de sugerencias prácticas, actividades y juegos, útiles para animar el encuentro de la catequesis con el fin de traducir en actos, opciones y pistas de búsqueda del mensaje cristiano.