Tener claro lo que interesa

Dame una palanca (o un punto de apoyo) y moveré el mundo, decía Arquímedes. Ciertamente tenía claro lo que debía buscar para mover el mundo. El sentido común, es un lujo hoy en día: tener claro a dónde ir es raro, signo de excelencia. Eso lo da la formación: la elección de los libros que uno lee, una esmerada educación que pasa por el ejemplo e influencias recibidas de los mayores, el vivir haciendo caso de una conciencia bien formada… Y, como fruto, aparece el sentido práctico y, además, recto.

La anécdota que sigue es un ejemplo de sentido práctico…

NÁUFRAGO PERO NO TONTO

Cierta publicación literaria de Londres promovió entre sus lectores una encuesta sobre el libro favorito de cada uno. El planteamiento de la encuesta era el siguiente:

«Si usted fuera un náufrago en una remota y aislada isla desierta, y pudiera solicitar un único libro para su entretenimiento… ¿qué título escogería?». Rápidamente, los lectores cubrieron con sus propuestas un amplio espectro de géneros y épocas: obras de Shakespeare, tragedias griegas, libros de filosofía… la Biblia, etc. Cuando los redactores hicieron la pregunta a Gilbert Keith Chesterton, un escritor con gran sentido del humor y de conocido afán polemista, éste respondió con gran presteza: «Pues, nada me haría más feliz que un libro titulado ‘Manual para la construcción de lanchas'».