Mes de Mayo, un mes de Comuniones.
Las imágenes y la literalidad de nuestras palabras: lo que queremos decir y lo que realmente entienden es en ocasiones opuesto. Los niños no entienden de ironías ni de parábolas… Hay que aprender a hablar en idioma de niño para los niños; y a no dar nada por supuesto. Los judíos explicaban las ideas abstractas con la repetición de dos pensamientos paralelos…
He aquí una anécdota sobre «mejorar las explicaderas hasta hacer llegar el mensaje a las entendederas» aportada por un usuario de Anecdonet…
Un pequeño al que me unía grandes lazos se negaba a hacer la Primera Comunión.Lloraba y repetía: ¡No quiero, no quiero! Los padres, preocupados al aproximarse el día, se cuestionaban: ¿Debemos dejar que decida él o tendremos que obligarlo?
Anta tal desconcierto, decidí hablar con él, desde mi experiencia de muchos años con niños:
-¿Por qué no quires? -le pregunté directamente- A mí me lo puedes decir. Yo sólo deseo ayudarte en lo que sea mejor para ti.
El pequeño, tras titubear en su decisión de hablar o callar, dijo al fin:
-¡Si es que yo tengo la boca muy chica para tragarme a Dios que dice la catequista que es más grande que el mundo!
¡Disparates que decimos a los niños que entienden literalmente nuestras torpes palabras.
Anta tal desconcierto, decidí hablar con él, desde mi experiencia de muchos años con niños:
-¿Por qué no quires? -le pregunté directamente- A mí me lo puedes decir. Yo sólo deseo ayudarte en lo que sea mejor para ti.
El pequeño, tras titubear en su decisión de hablar o callar, dijo al fin:
-¡Si es que yo tengo la boca muy chica para tragarme a Dios que dice la catequista que es más grande que el mundo!
¡Disparates que decimos a los niños que entienden literalmente nuestras torpes palabras.