En “Los miserables” un pobre hombre, que no tiene donde caerse muerto, es acogido por el Obispo en su palacio. Pero una noche el hombre se levanta, roba los candelabros y otros objetos de plata, y escapa. Apresado por la policía es llevado ante el Obispo, a quien le muestran lo que le había robado.
El Obispo, un hombre santo, dice a la policía que él le había regalado todo aquello. Y aquel hombre, que rezumaba odio, queda impactado por la actitud del Obispo, se convierte y cambia de vida.